Enseñanza Madre Adela Galindo

NO TENGAN MIEDO,
LES HE DADO MI ESPÍRITU


Madre Adela Galindo, SCTJM
Fundadora

En la primera alocución de Juan Pablo II al mundo cuando fue instituido Papa fue: ¡No tengáis Miedo! Desde ese momento siempre su voz ha resonado por todo el mundo con el mismo mensaje: ¡No tengáis miedo!

Se han preguntado porque el Santo Padre se ha dirigido insistentemente a la Iglesia diciéndole: ¡No tengan miedo! ¿Porque el SP cree que debe decirnos esto? Será que las circunstancias en que vive la Iglesia de hoy son temerosas, será que el mundo de hoy presenta signos de mucha oscuridad, violencia, egoísmo, idolatría, guerras, paganismo, secularismo y ateísmo, capaces de hacernos tener miedo. Será que el mundo se ha paganizado de tal manera, que Cristo es para algunos, simplemente una figura melosa, indiferente, o fantasiosa. O para otros, es una figura que desean rechazar e incluso eliminar de la mente y el corazón del hombre. ¿Es que los grandes progresos tecnológicos han logrado que el hombre en vez de dar gracias a Dios, se enorgullezca y se crea el mismo, dios? ¿Es que quizás el hombre parezca caminar hacia su autodestrucción abrazando la cultura de la muerte? ¿Es que quizás el hombre parezca haber perdido su conciencia, endurecido su corazón y haberse rebelado contra la Palabra de Dios? ¿Es que quizás la Iglesia, parece para muchos ser un estorbo, una entidad innecesaria, o a veces, incluso, una voz necesaria de callar?

Por que todas estas cosas son la realidad de nuestro mundo moderno, es que hoy más que nunca la Iglesia necesita dar vida, dar a luz a Jesús en el mundo, dar a conocer al único que puede redimir al hombre, devolverle su valor y dignidad, darle vida, y vida en abundancia..

En el pasaje de la Anunciación, escuchamos al Ángel decirle a la Virgen Santísima: "No temas, María... vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo...Jesús". La respuesta natural,) ¿Cómo será esto? de quien no sabe cómo tan gran milagro puede darse ya que existe en ella un impedimento para la concepción: su virginidad. El ángel le responde: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". *La Iglesia hoy, también, puede preguntarse esto.

Para que Jesús viniera al mundo se necesitaron dos elementos: una virgen madre y el poder del ES. Por lo tanto, todos los nuevos advenimientos de Cristo para el mundo, requieren de la acción poderosa del ES, de una nueva efusión del ES en la Iglesia, que como Madre tiene la misión de dar a luz a Jesús en cada alma y en el mundo entero, y de la dócil y activa participación de la Virgen Santísima, que junto con el ES, deben preparar este nuevo advenimiento…

Precisamente en este siglo, donde tantos peligros amenazan al ser humano, tanto a nivel espiritual como físico, es que ha habido una efusión nueva del ES, que grita a nuestros oídos espirituales las mismas palabras que grito a través del profeta Ageo 2:4-5 "¡mas ahora ten animo, Zorobabel… Animo, Josué... animo pueblo todo de la tierra! oráculo de Yahveh… A la obra, que estoy yo con vosotros... en medio de vosotros se mantiene mi Espíritu: ¡No temáis!”

En el Eva. de San Juan 20: 19… "estando cerradas, por miedo, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presento Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros."

Dicho esto, les mostró las manos y el costado; y les dijo otra vez: "La Paz con vosotros" y soplo sobre ellos y les dijo: Recibid él ES."

-Los discípulos tenían miedo (después de la crucifixión, muerte del Señor) y se encierran para no ser descubiertos. Y ante el temor de la persecución externa, de las realidades peligrosas del ambiente, se les aparece el Señor y calma sus miedos, con un: paz a vosotros. Paz que es la actitud interior contraria al miedo. Y este desearles la paz, es un anuncio en sí, del envío del ES, pues la paz es fruto del Espíritu, y solo puede ser adquirida por una infusión de este mismo Espíritu.

Quizás nosotros nos parecemos a los apóstoles, nos escondemos en nuestros trabajos, o en nuestras familias, o en los ambientes públicos, porque parece que todo lo que manifieste el cristianismo es perseguido, ridiculizado, despreciado)... Y tenemos miedo....pues nuestra situación externa es también muy peligrosa... Jesús se manifiesta hoy deseando esa misma paz, paz que cada corazón necesita adquirir en su situación personal... paz que el mundo lleno de guerras y de amenaza de guerras aun peores, necesita adquirir... y esta paz que quita el temor, solo la podremos alcanzar con una gran efusión del ES... Precisamente, la obra que él ES quiere hacer en estos tiempos tan difíciles es quitarnos el miedo, darnos valentía, paz y seguridad en que a pesar de que las circunstancias actuales nos hablan de sufrimientos, dificultades y luchas, Dios está en medio de nosotros, actuando, defendiendo, guiando, ocupándonos con los medios, dones y gracias necesarias para librar la batalla y ser fieles en la cruz y tribulación, preparándonos para un nuevo pentecostés…

Precisamente, vemos en este pasaje que Jesús muestra primero sus llagas y después sopla su Espíritu. El ES es fruto de la pasión y muerte de nuestro Señor, esta efusión nueva del ES, este nuevo pentecostés que el Señor se prepara para su Iglesia, va a ser fruto de un tiempo de gran batalla, lucha y purificación del pueblo de Dios.

No podemos negar que estamos en gran batalla espiritual entre la oscuridad y la luz, entre la verdad y la mentira, entre la vida y la muerte, entre los valores cristianos y la permisidad destructiva; entre el espíritu de idolatría y la fidelidad al único Dios; entre la obediencia a la enseñanza de Cristo y las nuevas, erróneas e incluso herejes filosofías que se han permeado en todas las aéreas de la vida humana.

Cuando la Iglesia está en tiempos de gran batalla, cuando las fuerzas del mal y de la oscuridad parecen acabar con el bien... El Señor desea enviar y envía su Espíritu a renovar la faz de la tierra, a infundir un nuevo amor por Dios y su reino, a fortalecer a sus discípulos, a darles las armas espirituales para combatir, a darles un gran celo por la salvación de las almas, a hacerlos verdaderos instrumentos de gracia, verdad, luz, paz, gozo... En fin a hacerlos testigos vivientes del poder del ES, para que hagan discípulos de todas las naciones, para que no tengan miedo de proclamar que Jesús es Señor. "Este es un día de hacer resoluciones: Ábranse al Espíritu Santo, renuncien a todo lo que bloquea su acción, y proclamen por la autenticidad de sus vidas que Jesús es Su Señor" (Pablo VI)

En 1975 durante la conferencia carismática en la Basílica de Sn. Pedro, el Señor dio una profecía que hablaba de una nueva era viniendo sobre la Iglesia y de entrar en una batalla diferente para la cual se necesita una nueva sabiduría, un nuevo poder, un nuevo entendimiento de los caminos de Dios, una nueva vida, un nuevo corazón. (profecía)

Nosotros hemos visto en la Iglesia en los últimos 30 años una gran manifestación del ES que conocemos por Renovación Carismática. Podríamos decir que la renovación fue llamada a ser un movimiento profético, que nos revelara las primicias de un nuevo pentecostés, que nos apuntara hacia un nuevo pentecostés. ) ¿Por qué un nuevo pentecostés en la Iglesia?

Oigamos las palabras de Pablo VI (1972) dirigiéndose a la RC:
¿Qué necesidad, primera y última, advertimos para esta nuestra Iglesia bendita y querida? ¿Que necesita realmente? Lo debemos decir, temblorosos y en oración, porque es su misterio, es su vida: es el Espíritu Santo, animador y santificador de la Iglesia, su aliento divino, el viento de sus velas, su principio unificador, su fuente interior de luz y de energía, su apoyo y su consolador, su manantial de carisma y de cantos, su paz y su gozo, su prenda y preludio de vida bienaventurada y eterna. La Iglesia tiene necesidad de un perenne Pentecostés: necesita fuego en el corazón, palabra en los labios, profecía en la mirada. La Iglesia necesita ser templo del ES, es decir, de total limpieza y de vida interior" "La Iglesia y el mundo necesitan más que nunca que el "prodigio de Pentecostés se prolongue en la historia" (Pablo VI)

Fuego en el Corazón: Cuando el hombre se aleja de Dios, su corazón se endurece, se enfría y se vuelve egoísta. Necesitamos arder de amor por Jesucristo y su Iglesia. Gritar por las calles como San Francisco: El amor no es amado. Necesitamos un Fuego que arda y nos empuje a dar la vida por Cristo, y el Evangelio. Fuego que queme todas nuestras impurezas, pecados, imperfecciones y nos asemeje al Corazón de Cristo…

Palabra en los labios: Para proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo, para exhortar, corregir, dirigir, transmitir la sana doctrina, para revelar al mundo el amor de Dios, la verdad que los hará libre. Pero esta predicación solo será efectiva, si nuestras palabras son fruto de una vida transformada, purificada y santa. *La Nueva Evangelización.

Profecía en la mirada: Para ver los signos de los tiempos y saber responder a ellos con sabiduría, con inteligencia espiritual, con las armas del Espíritu. Profecía en toda su vida, o sea, la Iglesia necesita ser una profecía viviente, ser signo de contradicción, gritarle al mundo con su vida y su enseñanza que la verdad es la que libera al hombre de la esclavitud; que hay un solo camino. La Iglesia (nosotros) necesita tener la valentía para no acomodarse a la mentalidad del tiempo presente y ser verdaderamente luz y sal de la tierra.

Pureza y vida interior: Para llenarse de la gracia, de la interioridad del Corazón de Cristo, de la mente, virtudes y sentimientos de Cristo, ser reflejo de la vida de Cristo en sus palabras y obras. Ser Cristo vivo para el mundo.

"La Iglesia y el mundo necesitan más que nunca que el "prodigio de Pentecostés se prolongue en la historia" (Pablo VI)

Signos de Pentecostés:

-viento: pues él ES no se ve pero su acción es real, se percibe por los frutos externos que produce.

-ruido: pues él ES mueve evoca la alabanza, el clamor, la exclamación.

-fuego: pues él ES es el fuego santificador, que consume al hombre viejo y lo purifica; haciéndolo arder en caridad..

-temblor: pues él ES zarandea, conmueve hasta lo más íntimo del corazón del hombre removiendo las raíces del pecado.

-hablar otras lenguas: pues él ES despierta en el alma el celo misionero, para llegar a todos y darles el mensaje de salvación

El mayor signo de lo que él ES hace en las criaturas: La Virgen Santísima

La acción del ES es como el viento, que no se ve, pero se percibe al temblar las hojas del árbol. De igual forma nosotros hemos visto al ES soplar en nuestros tiempos, a través de una serie de manifestaciones en los corazones que lo han recibido, y que nos han hecho posible percibir visiblemente su acción. ¿Cuáles son esas manifestaciones que esta renovación en el ES ha traído?

-conversión interior y transformación profunda de vida

-luz poderosa para comprender los misterios de la fe y de la salvación

-nueva conciencia personal del amor de Dios

-profundo deseo de orar y alabar al Señor por sus maravillas

-deseo de conocer, escudriñar y vivir las Escrituras

-hambre de los sacramentos: Eucaristía y Confesión

-apertura a la recibir y utilizar los dones del ES

-búsqueda de hacer todo para la gloria de Dios y de crecer en santidad

-revaloración de la misión de la Virgen María en el plan de redención

-fortaleza interior para testificar, con sus vidas y palabras, a Cristo.

-búsqueda de vida en comunidad

-amor a la Iglesia y al Santo Padre

Si vemos la realidad de la gran batalla que se libra en nuestro tiempo, y a la vez vemos la acción del Espíritu también manifestada en nuestro tiempo, comprendemos las palabras de Jesús en Juan 16, 33: "En el mundo tendréis tribulación, pero !animo! ¡Yo he vencido al mundo!”

¿Como vence Cristo al mundo? Enviándonos el ES: "os conviene que yo me vaya, pues entonces vendrá a vosotros el Paráclito”. (Juan 16, 7) El Paráclito, es el defensor, el abogado, el consolador, el que "convencerá al mundo en lo referente al pecado (culpa) a la justicia (inocencia) y al juicio (sentencia). Esto significa que él ES revela a Cristo, por lo tanto, también revela todo lo que se le opone. Revela la iniquidad del mundo, sacando el mal a plena luz. Revela al mundo que se ha rebelado contra Dios y por ello sumido en las tinieblas.

-Cuando muchos corazones parecen haberse endurecido y perdido el amor, la capacidad de sacrificio y entrega... el Señor envía su Espíritu que es el único que puede transformar el corazón del hombre: "Yo les daré un nuevo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios". (Ez 10, 19-20)

-Cuando el mundo parece enterrar la voz de Dios, su Palabra y sus enseñanzas, , el Señor envía su Espíritu que es el único que nos hace escuchar con docilidad la Palabra: "El Paráclito os lo enseñara todo y os recordara todo lo que yo os he dicho" (Juan 14, 26)

-Cuando la verdad parece haber sido relegada a una mera opinión personal, siempre relativa a las circunstancias, el Señor nos envía su Espíritu de Verdad: "Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiara hacia la verdad completa". (Juan 16, 13)
-Cuando el mundo parece ser enemigo de Cristo y la persecución se hace cada vez más clara y directa, El Señor envía el Espíritu que es el único que nos fortalece para dar testimonio sin temor: "Y ahora Señor ten en cuenta sus amenazas..... Acabada su oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del ES y predicaban la Palabra de Dios con valentía" (Hech 4, 29-31)

-Cuando toda la estructura social en que vivimos nos invita a la superficialidad, inmoralidad, rebeldía, arrogancia, desobediencia a los mandamientos..., el Señor envía su Espíritu que nos mueve desde el interior a vivir la ley del amor: Jer 31, 33: "así será la nueva alianza que haré con Israel en aquel tiempo futuro oráculo del Señor . Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en su corazón."

-Cuando el hombre parece estar tan arraigado a las cosas materiales, terrenas y se ha propuesto vivir para este mundo y olvidarse de la vida eterna, el Señor envía su Espíritu que nos recuerda el fin último del hombre: "Buscad las cosas de arriba nos las de la tierra" (Col 3)

-En un mundo de violencia, agresividad, pasiones desordenadas, indiferencia, etc. El Señor nos envía su Espíritu para que de sus frutos en nuestros corazones: "amor, alegría, paz, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí" (Gal 6, 22)

-Cuando el hombre tiene miedo, necesita encontrar un lugar de refugio: el ES nos está enviando a su esposa, y nos ofrece su corazón Inmaculado como refugio seguro en estos tiempos. "No estoy yo aquí que soy tu madre"

-Cuando el hombre moderno parece irse tras falsos dioses, construirse muchos y nuevos ídolos (empezando por su propio ser), El Señor envía su Espíritu que evoca en nosotros un grito de júbilo, de adoración y culto al verdadero Dios: "La prueba de que somos hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba Padre!: LA ALABANZA

LA ALABANZA

De manera especial, he sentido que el Señor quiere que me detenga en este punto, quizás porque recuerdo los primeros años de la R, cuando una característica muy clara de manifestación de amor a Dios era la alabanza. A veces se pasaba 1 hora sin parar alabando, exclamando, adorando al Señor con todo el corazón. De ese tiempo surgían los dones de lenguas, profecías, visiones, discernimiento, liberaciones, sanaciones. La alabanza es un signo visible de nuestra filiación como hijos de Dios y a la vez es un arma poderosa en la batalla espiritual que libramos.

La Alabanza como grito de guerra (raíz bíblica):

Es uno de los estilos de oración más típicamente bíblicos. Es la oración a Dios en la que se reconoce su grandeza, el poder de su majestad y su obra de salvación. En el hebreo original de los salmos aparece el verbo alabar y el sustantivo alabanza. La raíz hebrea de estas dos palabras significa: "estrépido ruido". Pero antes de aparecer en los salmos, el original de esta alabanza clamorosa aparece en el contexto guerrero de las campañas israelitas por la conquista de Canaán.

La aclamación era el grito de guerra que lanzaba el ejército en orden de batalla contra el enemigo. (San Miguel: ¿Quien como Dios?)

Recordemos el episodio de Josué 6, 5: la toma de Jericó. El pueblo en formación de batalla delante de las murallas prorrumpe en un gran clamor con el sonido de trompetas, y las murallas de Jericó caen ante el poder de la alabanza. El principal efecto que se atribuye a este grito de alabanza es la liberación del pueblo oprimido. Núm 10, 9: "cuando partáis al combate contra un enemigo que os oprime, tocaréis las trompetas en clamor, así se acordara Yahve, de vosotros, y seréis liberados de vuestros enemigos".

También este grito de aclamación gozoso y esperanzado levanta los ánimos del pueblo y pone en fuga al enemigo. Hermanos, necesitamos esta espiritualidad de la alabanza (tan característica de la renovación), necesitamos este grito de guerra contra nuestros enemigos interiores: desanimo, depresión, obsesión, opresión, tentaciones, resentimientos, heridas, amarguras, temores. La mayor sanación interior viene cuando alabamos al Señor, lo reconocemos centro de nuestras vidas, nos llenamos de su poder. Igual necesitamos la alabanza en las batallas sociales en las que el cristiano de hoy está comprometido. Ante el poder del enemigo en las estructuras sociales de pecado, no hay que mirarnos a nosotros mismos, a nuestra debilidad o a la fuerza de las dificultades, hay que dirigir la mirada a Dios y comenzar a clamarle con grandes voces por su bondad, misericordia y su poder. La alabanza es un volver la vista a Dios. Hay poder en la alabanza.


Recordemos a Moisés en Éxodo 17: los israelitas iban a batallar contra Amelec. Moisés, sube a la cima del monte, mientras Moisés tenía las manos alzadas, ganaba Israel; cuando las bajaba ganaba Amelec. Cuando Moisés se cansaba, Aarón y Jur le sostenían los brazos una a cada lado. A nosotros con nuestra vida de alabanza nos corresponde lograr la victoria de Dios sobre el mal, a veces las situaciones, los cansancios y las luchas personales, nos hacen perder la disposición a la alabanza, bajamos los brazos y se pierde la batalla.

Porque en la alabanza se utiliza como signo levantar los brazos? Porque la alabanza es levantar el corazón, la mente, los sentimientos, los ojos a Dios. Salmo 62, 4: "Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote". Salmo 141, 2: "mis oraciones se elevan como incienso; mis manos como la ofrenda de la tarde". Manos abiertas debe significar un corazón que se abre, un corazón que desea ser elevado a la vida divina, a la vida de santidad. La tierra queriendo tocar el cielo, entonces el cielo toca la tierra.

Ahora bien, hermanos, alabar no es dar gritos por gritar, alabar es expresar lo que llevamos dentro, debe ser signo de una vida de oración personal profunda, de una vida de búsqueda de santidad, de ser parte del pueblo de Dios, de vivir sometido a su voluntad, de reconocerlo como Señor y Rey de nuestras vidas.

Frutos de la Alabanza:

1- Poner a Dios en el centro, quitarnos nosotros mismos

2- Sanacion interior: "Yo le curaré y le daré ánimos a el y a los que con el lloraban, poniendo en sus labios alabanza" (Is 57, 18)

3- Atrae la misericordia de Dios sobre nosotros: "No he contenido mis labios, he publicado tu justicia en la gran asamblea, tú los sabes Yahveh.... No he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea. Y tu Yahveh no contienes tus ternuras para mí. Tu amor y verdad incesantes me guardan" (Salmo 40, 10-12)

4- Fuente de discernimiento: "Dichoso el pueblo que sabe alabarte. Caminara Oh Señor a la luz de tu rostro" (Salmo 89, 16) Cuando un pueblo alaba, es guiado por Dios en el camino. (profecías, sentidos espirituales, visiones, enseñanzas)

5- Hacernos vivir en el gozo del Señor ( Is 61, 3): la obra del Mesías será "consolar a los que llorar, darles diademas en vez de ceniza, aceite de gozo en vez de vestido de luto, alabanza en vez de espíritu abatido". La alabanza es pues la antítesis del espíritu abatido, es el nuevo aceite de gozo. El gozo no es un lujo, es nuestra fortaleza (Neh 8, 10). El gozo es la experiencia real y viva de Dios en medio de cualquier tribulación.

6- Liberación de nuestras ataduras: la alabanza rompe la dureza de nuestro corazón, remueve las trabas, derriba los obstáculos y nos dispone para que él ES actúe en nosotros con toda libertad.

La oración y cantos en lenguas: un carisma de alabanza

Ante todo debemos comprender que este carisma es un don de oración que nos sirve para comunicarnos con Dios, no nos sirve para comunicarnos con otros, por esto es que no tiene nada que ver con el fenómeno que ocurrió en Pentecostés.
El orar en lenguas es orar en el Espíritu, no supone el uso de un idioma real existente que hubiéramos conocido por inspiración, sin haberlo estudiado. Habrá podido y puede suceder en algunos casos milagrosos (otras lenguas), pero como fenómeno milagroso no puede nunca ser algo habitual como es el don de lenguas. Podríamos decir que el orar en lenguas es un lenguaje del corazón. Desde nuestra infancia todos tenemos sonidos interiores. Los bebes emiten sonidos sin sentido al idioma humano.

Todos somos conscientes de que muchas veces no podemos expresar con palabras lo que queremos decir, y esta misma dificultad la encontramos en nuestra relación con Dios. Orar con todo nuestro entendimiento y orar en el Espíritu se complementan: 1 Cor 14, 15: "oraré con el espíritu y oraré con la mente. Cantaré con el espíritu y cantaré con la mente". Uno de los frutos del don de lenguas: gozo, paz, unción celestial, serenidad, discernimiento, sabiduría...

Por ser don de oración y alabanza, es también oración de intercesión; a veces no sabemos que pedir, o que necesitamos, o que espíritu confrontamos. "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad cuando no sabemos orar como conviene e intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rom 8, 26)

Dones o carismas: son gracias especiales concedidas por el Espíritu a algunos para el bien de toda la Iglesia. Nunca faltan, pero hay períodos en que se manifiestan con más abundancia.

Conclusión:
Hermanos, la Renovación en el Espíritu es obra de Dios, para un momento histórico en la vida de la Iglesia, y en nuestras vidas. Vivimos en un tiempo difícil, que requiere almas que amen sin contar el costo, almas valientes, decididas a ser transformadas por el fuego del ES y ser instrumentos del Espíritu para transformar la faz de la tierra.

Hoy exhorto a la RCC con las mismas palabras de Sn Pablo a Timoteo, cap 1: "Te recomiendo que reinflames, que reavives el carisma de Dios que hay en ti, pues no nos dio el Señor un espíritu de timidez, sino de fortaleza, caridad y templanza". *Poder, celo, valentía, amor y dominio de pasiones.

Reinflamar, encender de nuevo el fuego, dar nueva vida al fuego oculto bajo las cenizas. No dejen apagar el fuego que él ES prendió en este movimiento, y en cada uno de sus corazones.

Para responder a este llamado de reinflamar el verdadero fuego del ES, debemos hacer un profundo examen de conciencia y descubrir los excesos y las escaseces que han habido en la renovación.

Los seres humanos tendemos a con el tiempo dejar apagar los fuegos, acostumbrarnos a las cosas, a cansarnos. A veces hemos apagado el fuego bajo el termino de madurez, hemos perdido la audacia, bajo el termino de prudencia; y hemos apagado el celo, bajo el termino de caridad. La madurez, la prudencia y la caridad se alcanzan en perfección viviendo la voluntad de Dios para cada uno.

A veces hemos prendido fuegos falsos:

-en el nombre de libertad del ES---->para hacer lo que queremos, dejar salir emociones...

- " dejarnos mover por él ES--->para no tener orden

- " alabanza----------->bulla, entretenimiento, animación

- " de ecumenismo----> comprometiendo nuestra fe.

Respondiendo al llamado que El nos ha hecho. ¡Que la Renovación, viva siempre en constante renovación espiritual, volviendo a las fuentes, al primer amor, siendo un pueblo de alabanza, abierto a los dones y en total dependencia a la acción transformadora del ESPÍRITU SANTO!

Conclusión: JPII en 1979: "estoy convencido que este movimiento es un elemento crucial en la renovación total de la Iglesia"