BELLO METODO DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

MUY SIMPLE, PERO MUY COMPLETO  

UNA ORACIÓN POR CADA DEDO

 
1.- El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por nuestros seres queridos es “una dulce obligación”.

2.- El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.

3.- El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.

4.- El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios. 

5.-Y por último está nuestro dedo meñique el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia “los últimos serán los primeros”. Tu meñique debe recordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.

Homilía del Papa Francisco
Misa inaugural de su pontificado

VATICANO, 19 Mar. 13.- El Papa Francisco presidió esta mañana en Roma la Misa con la que se ha dado inicio a su pontificado. En su homilìa aseguró que el verdadero poder es el servicio. A continuación el texto completo: Queridos hermanos y hermanas

Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mí venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.

Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas.

Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

Hemos escuchado en el Evangelio que “José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer” (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: “Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo” (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).

 
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor.

Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

 
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu.
 
Y José es “custodio” porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. 

En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.

Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos.

Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón.

Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres.

Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.

Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen “Herodes” que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.

Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos “custodios” de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro.


Pero, para “custodiar”, también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.

Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura.

Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.


Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar.

En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que “apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza” (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza.

También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza.

Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.

Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.

Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí.

Amen.

Diez anécdotas del Papa Francisco antes de ser Papa

El tango, San Lorenzo, Borges, su barrio y su primer trabajo con una mujer cercana al comunismo, la cocina, su vocación, el dolor y el resentimiento, el drama del aborto y la educación sexual… Por supuesto, la nueva evangelización. Extraídas del libro “El Jesuita”, de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, transcribimos diez fragmentos particularmente reveladores.

El cardenal Bergoglio lava los pies a jóvenes

Trabajo

“Le agradezco tanto a mi padre que me haya mandado a trabajar. El trabajo fue una de las cosas que mejor me hizo en la vida y, particularmente, en el laboratorio aprendí lo bueno y lo malo de toda tarea humana (…). Allí tuve una jefa extraordinaria, Esther Balestrino de Careaga, una paraguaya simpatizante del comunismo que años después, durante la última dictadura, sufrió el secuestro de una hija y un yerno, y luego fue raptada (…) y asesinada. Actualmente está enterrada en la iglesia de Santa Cruz.

La quería mucho. (…) Me enseñ[ó] la seriedad del trabajo. Realmente, le debo mucho a esa gran mujer”. (El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 34)

Vocación

Cuando rondaba los 17 años, un 21 de septiembre (día en que en Argentina los jóvenes celebran el día del estudiante), se preparaba para salir a festejar con sus compañeros. Pero decidió arrancar la jornada visitando su parroquia. Cuando llegó, se encontró con un sacerdote que no conocía y que le transmitió una gran espiritualidad, por lo que decidió confesarse con él. “En esa confesión me pasó algo raro, no sé qué fue, pero me cambió la vida; yo diría que me sorprendieron con la guardia baja”. Más de medio siglo después lo interpreta así: “Fue la sorpresa, el estupor de un encuentro; me di cuenta de que me estaban esperando. Eso es la experiencia religiosa: el estupor de encontrarse con alguien que te está esperando. Desde ese momento para mí, Dios es el que te ‘primerea’. Uno lo está buscando, pero Él te busca primero. Uno quiere encontrarlo, pero Él nos encuentra primero”.

“Primero, se lo dije a mi papá y le pareció muy bien. Pero la reacción de mi mamá fue diferente. La verdad es que la vieja se enojó mal”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 45-47)

Nueva Evangelización

“La Iglesia, por venir de una época donde el modelo cultural la favorecía, se acostumbró a que sus instancias fueran ofrecidas y abiertas para el que viniera, para el que nos buscara. Eso funcionaba en una comunidad evangelizada. Pero en la actual situación, la Iglesia necesita transformar sus estructuras y modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No podemos permanecer en un estilo ‘clientelar’ que, pasivamente, espera que venga ‘el cliente’, el feligrés, sino que tenemos que tener estructuras para ir hacia donde nos necesitan, hacia donde está la gente, hacia quienes deseándolo no van a acercarse a estructuras y formas caducas que no responden a sus expectativas ni a su sensibilidad. Tenemos que ver, con gran creatividad, cómo nos hacemos presentes en los ambientes de la sociedad haciendo que las parroquias e instituciones sean instancias que lancen a esos ambientes. Revisar la vida interna de la Iglesia para salir hacia el pueblo fiel de Dios. La conversión pastoral nos llama a pasar de una Iglesia ‘reguladora de la fe’ a una Iglesia ‘transmisora y facilitadora de la fe’”.

(De las Orientaciones para la promoción del Bautismo, de la Arquidiócesis de Buenos Aires, en El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, p. 77-78)

Divorciados en la Iglesia

-¿Qué les diría a los divorciados que están en una nueva unión?
-“Que se integren a la comunidad parroquial, que trabajen allí porque hay cosas en una parroquia que las pueden hacer ellos. Que busquen ser parte de la comunidad espiritual, que es lo que aconsejan los documentos pontificios y el Magisterio de la Iglesia. El Papa señaló que la Iglesia los acompaña en esta situación. Es cierto que a algunos les duele no poder comulgar. Lo que hace falta en estos casos es explicarle bien las cosas. Existen casos en que esto resulta complicado. Es una explicación teológica que algunos sacerdotes exponen muy bien y la gente entiende”.
(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 91)

Aborto y derechos de la mujer

-“La batalla contra el aborto la sitúo en la batalla a favor de la vida desde la concepción. Esto incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a la mujer en el post parto, la necesidad de asegurar una adecuada alimentación de los chicos, como también el brindar una atención sanitaria a lo largo de toda una vida, el cuidar a nuestros abuelos y no recurrir a la eutanasia. Porque tampoco debe ‘submatarse’ con una insuficiente alimentación o una educación ausente o deficiente, que son formas de probar de una vida plena. Si hay una concepción que respetar, hay una vida que cuidar.”

-Muchos dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa.
-“Que va… La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes; tampoco un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de la concepción, el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No es, entonces, una cuestión religiosa, sino claramente moral con base científica, porque estamos en presencia de un ser humano.

-¿Pero la graduación moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien la practica?
-No hablaría de graduación. Pero sí a mí me da mucho más –no digo lástima-, sino compasión, en el sentido bíblico de la palabra, o sea, de compadecer y acompañar, una mujer que aborta por vaya uno a saber qué presiones, que aquellos profesionales –o no profesionales- que actúan por dinero y con una frialdad única. […] Esa frialdad contrasta con los problemas de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas mujeres que abortaron. Hay que estar en el confesonario y escuchar esos dramones, porque saben que mataron a un hijo.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 91)

Educación sexual

“La iglesia no se opone a la educación sexual. Personalmente, creo que debe haberla a lo largo de todo el crecimiento de los chicos, adaptada a cada etapa. En verdad, la Iglesia siempre impartió educación sexual, aunque acepto que no siempre lo hizo de un modo adecuado. Lo que pasa es que actualmente muchos de los que levantan las banderas de la educación sexual la conciben separada de la persona humana. Entonces, en vez de contarse con una ley de educación sexual para la plenitud de la persona, para el amor, se cae en una ley para la genitalidad. Ésa es nuestra objeción. No queremos que se degrade a la persona humana. Nada más”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 92-93)

Cocina

–¿Cocina actualmente?

–No, no tengo tiempo. Pero cuando vivía en el colegio Máximo, de San Miguel, como los domingos no había cocinera, yo cocinaba para los estudiantes

–¿Y cocina bien?

–Bueno, nunca maté a nadie…

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, p. 31)

Ping pong de preguntas y respuestas

–¿Cómo se presentaría ante un grupo que no lo conoce?

–Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura.

–¿Un lugar en el mundo?

–Buenos Aires.

–¿Una persona?

–Mi abuela.

–¿Cómo prefiere enterarse de las noticias?

–Leyendo los diarios. La radio la enciendo para escuchar música clásica.

–Viaja mucho en el subterráneo, ¿es su transporte predilecto?

–Lo tomo casi siempre por la rapidez, pero me gusta más el colectivo, porque veo la calle.

–¿Tuvo novia?

–Sí. Formaba parte de la barra de amigos con la que íbamos a bailar.

–¿Por qué finalizó el noviazgo?

–Descubrí mi vocación religiosa.

–¿Tiene algún familiar que también abrazó la vocación religiosa?

–Sí, el hijo de mi hermana Marta. Es sacerdote jesuita como yo.

–¿Alguna afición?

–De joven coleccionaba estampillas. Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar música.

–¿Una obra literaria?

–La poesía de Hölderlin me encanta. También, muchas obras de la literatura italiana. A I promesi sposi la habré leído cuatro veces. Otro tanto a La Divina Comedia. Me llegan Dostoievsky y Marechal.

–¿Borges? Usted lo trató.

–Ni qué decir. Además Borges tenía la genialidad de hablar prácticamente de cualquier cosa sin mandarse la parte.

–Borges era agnóstico.

–Un agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro, porque se lo había prometido a su madre y que murió asistido religiosamente.

–¿Una composición musical?

–Entre las que más admiro está la obertura Leonera número tres de Beethoven en la versión de Furtwängler, es a mi entender el mejor director de algunas de sus sinfonías y de las obras de Wagner.

–¿Le agrada el tango?

–Muchísimo. Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas.

–¿Sabe bailarlo?

–Sí. Lo bailé de joven, aunque prefiero la milonga.

–¿Su deporte preferido?

–De joven, practicaba el básquet, pero me gustaba ir a la cancha a ver fútbol. Íbamos toda la familia, incluida mi mamá, a ver a San Lorenzo, el equipo de nuestros amores: mis padres era de Almagro, el barrio del club.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 118-120)

Nombramiento

-[Después de una conversación el Nuncio] “me informa: “Ah… una última cosa… fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y la designación se hace pública el 20…” Así nomás, me lo dijo.

-¿Y cuál fue su reacción?

-“Me bloqueé. Como señalé antes, como consecuencia de un golpe, bueno o malo, siempre me bloqueo”.

[…]
-Por lo menos, díganos qué sentía cuando veía su nombre entre los grandes candidatos a Papa… [sobre el Cónclave del 2005].

-Pudor, vergüenza. Pensaba que los periodistas estaban locos.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 125-126)

Dolor y resentimiento

“El dolor, que es también otra llaga, es a campo abierto. El resentimiento es como una casa tomada, donde vive mucha gente hacinada que no tiene cielo. Mientras que el dolor es como una villa donde también hay hacinamiento, pero se ve el cielo. En otras palabras, el dolor está abierto a la oración, a la ternura, a la compañía de un amigo, a mil cosas que a uno lo dignifican. O sea, el dolor es una situación más sana. Así me lo dicta la experiencia”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 143)


Bendición Urbi et orbi


Ciudad del Vaticano (Miércoles, 13-03-2013, Gaudium Press) Las siguientes fueron las primeras palabras de Jorge Margio Bergoglio, hasta hace pocas horas Cardenal Arzobispo de Buenos Aires y ahora Papa, quien ha asumido el nombre de Francisco, y es también el primer Pontífice con ese nombre:

"¡Hermanos y hermanas, buenas noches!

Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo... pero estamos aquí... Les agradezco la acogida.

La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. ¡Gracias! Y primero que nada, quisiera hacer una oración por nuestro Obispo Emérito, Benedicto XVI. Recemos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie".

Padre Nuestro, Ave María y Gloria con los fieles en San Pedro

"Y ahora, comenzamos nuestro camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Rezamos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad.

Auguro que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan bella.

Y ahora quisiera darles la bendición, pero primero, os pido un favor: antes de que el Obispo bendiga al pueblo, les pido que recen al Señor para que me bendiga. La oración del pueblo que pide la bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí".

Bendición Urbi et Orbi


Latín

– Sancti Apostoli Petrus et Paulus, de quorum potestate et auctoritate confidimus, ipsi intercedant pro nobis ad Dominum.

– Amen.
 
– Precibus et meritis beatæ Mariæ semper Virginis, beati Michælis Archangeli, beati Ioannis Baptistæ et sanctorum Apostolorum Petri et Pauli et omnium Sanctorum misereatur vestri omnipotens Deus et dimissis peccatis vestris omnibus, perducat vos Jesus Christus ad vitam æternam.

– Amen.

– Indulgentiam, absolutionem et remissionem omnium peccatorum vestrorum, spatium veræ et fructuosæ penitentiæ, cor semper penitens et emendationem vitæ, gratiam et consolationem Sancti Spiritus et finalem perseverantiam in bonis operibus, tribuat vobis omnipotens et misericors Dominus.

– Amen.

– Et benedictio Dei omnipotentis (Patris et Filiis et Spiritus Sancti) descendat super vos et maneat semper. – Amen.



Traducción

"Que los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyo poder y autoridad confiamos, intercedan por nosotros ante el Señor".

Todos: "Amén".

"Que por a las oraciones y los méritos de santa María, siempre Virgen, de san Miguel Arcángel, de san Juan el Bautista, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados todos vuestros pecados, os conduzca por Jesucristo hasta la vida eterna".

Todos: "Amén".

"Que el Señor omnipotente y misericordioso os conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia final en las buenas obras".

Todos: "Amén".

"Y la bendición de Dios omnipotente (Padre, Hijo y Espíritu Santo) descienda sobre vosotros y permanezca para siempre".

Todos: "Amén".

"Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por la acogida. ¡Recen por mí! Nos vemos pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen para que custodie a toda Roma. ¡Buenas noches y buen descanso".
 
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org


Carta del Cardenal Arquebisbe de Barcelona

Barcelona, 14 de març de 2013

Als preveres, diaques, religiosos, religioses, laics i laiques, membres del Consell Pastoral Diocesà i dels consells parroquials i arxiprestals, escoles cristianes, mestres i professors de religió, dirigents de moviments, associacions i altres entitats diocesanes

Benvolguts i benvolgudes, el Senyor ens ha donat el Papa Francesc!

L’Església ha rebut amb molta joia la bona notícia de l’elecció del Papa Francesc. En la cinquena votació els cardenals reunits en el Conclave hem escollit el Cardenal Jordi Màrius Bergoglio, com a Bisbe de Roma i successor de Sant Pere.

Ha triat el nom de Francesc, en memòria de Sant Francesc d’Assís. Tots estem molt contents i en donem gràcies a Déu que ha donat a l’Església de Roma i a tota l’Església de Jesucrist un nou Pastor.

Desitjo agrair-vos molt a tots vosaltres, estimats diocesans, la vostra pregària constant amb motiu de la celebració del Conclave. Us he portat a tots en el meu cor –sacerdots, diaques, religiosos, religioses, laics i laiques- i m’he sentit molt acompanyat per la vostra pregària. 

En les Congregacions Generals prèvies al Conclave i en el mateix Conclave l’Esperit Sant s’ha fet present per les pregàries d’intercessió de tota l’Església estesa d’Orient a Occident, i per la comunió, fraternitat i treball de tots els cardenals.

El Papa Francesc ha estat Arquebisbe de Buenos Aires i ha servit aquella Església amb l’amor propi d’un bon pastor. És el primer Papa procedent d’Amèrica llatina, continent on hi viuen el 40% dels catòlics del món. El Papa Francesc és un home de Déu, molt preparat, senzill i proper: és un bon pastor que ha pasturat una Església metropolitana molt gran i la seva figura és molt popular en tota Amèrica llatina.

Com a Arquebisbe de Buenos Aires, endegava el Pla Pastoral amb aquests objectius: comunitats obertes i fraternals, protagonisme d’un laïcat compromès, evangelització envers cada ciutadà i assistència als pobres i als malalts. El nom de Francesc l’harmonitza amb aquestes paraules que ha dit més d’una vegada: “La meva gent és pobra i jo sóc un d’ells”. Als seus sacerdots els ha recomanat sempre misericòrdia, coratge apostòlic i portes obertes a tothom.

El Papa Francesc des del primer moment ens ha demanat que l’ajudem amb la pregària. Ho farem tots els diocesans constantment amb la pregària, l’afecte i el seguiment del seu magisteri i guiatge. Així li he dit quan l’he saludat. El proper diumenge 17 d’aquest mes, a les 5 de la tarda celebrarem l’Eucaristia a la Basílica de la Sagrada Família i ens unirem en acció de gràcies a Déu pel Papa Francesc, per l’Església de Roma i per tota l’Església universal que el Sant Pare ha de servir.

Amb una benedicció i salutació molt cordials,

+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal Arquebisbe de Barcelona


Barcelona, 14 de Marzo de 2013

A los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, laicos y laicas, miembros del Consejo Pastoral Diocesano y de los consejos parroquiales y arciprestales, escuelas cristianas, maestros y profesores de religión, dirigentes de movimientos, asociaciones y otras entidades diocesanas

Estimados y estimadas, el Señor nos ha dado al Papa Francisco!

La Iglesia ha recibido con mucha alegría la buena noticia de la elección del Papa Francisco. En la quinta votación los cardenales reunidos en el cónclave hemos escogido al Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Obispo de Roma y sucesor de San Pedro.

Ha escogido el nombre de Francisco, en memoria de San Francisco de Asís. Todos estamos muy contentos y damos gracias a Dios que ha dado a la Iglesia de Roma y a toda la Iglesia de Jesucristo un nuevo Pastor.

Deseo agradeceros mucho a todos vosotros, amados diocesanos, vuestra plegaria constante con motivo de la celebración del cónclave. A todos os he llevado en mi corazón –sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos y laicas- y me he sentido muy acompañado por vuestra plegaria.

En las congregaciones generales previas al cónclave y en el mismo cónclave el Espíritu Santo se ha hecho presente por las plegarias de intercesión de toda la Iglesia extendida de Oriente a Occidente y por la comunión, fraternidad y trabajo de todos los cardenales.

El Papa Francisco ha sido Arzobispo de Buenos Aires y ha servido a aquella Iglesia con el amor característico de un buen pastor. Es el primer Papa procedente de América Latina, continente donde viven el 40% de los católicos del mundo. El Papa Francisco es un hombre de Dios, muy preparado, sencillo y próximo: es un buen pastor que ha guiado una Iglesia metropolitana muy grande y su figura es muy popular en toda América Latina.

Como Arzobispo de Buenos Aires, había puesto en práctica el Plan Pastoral con estos objetivos: comunidades abiertas y fraternales, protagonismo de un laicado comprometido, evangelización dirigida a cada ciudadano y asistencia a los pobres y a los enfermos. El nombre de Francisco se armoniza con estas palabras que ha dicho más de una vez: “Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”. A sus sacerdotes les ha recomendado siempre misericordia, coraje apostólico y puertas abiertas a todos.

El Papa Francisco desde el primer momento nos ha pedido que le ayudemos con la plegaria. Lo haremos todos los diocesanos constantemente con la oración, el afecto y el seguimiento de su magisterio y orientaciones. Así se lo he dicho cuando lo he saludado. El próximo domingo 17 de este mes, a las 5 de la tarde, celebraremos la Eucaristía en la Basílica de la Sagrada Familia y nos uniremos en una acción de gracias a Dios por el Papa Francisco, por la Iglesia de Roma y por toda la Iglesia universal que el Santo Padre ha de servir.

Con una bendición y un saludo muy cordial,

+Lluís Martínez Sistach
Cardenal Arzobispo de Barcelona

Primera homilía del Papa Francisco

Si confesamos a un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos
 
 
Primera homilía del papa Francisco. Exhorta a los cardenales a construir una Iglesia sobre piedras vivas ungidas por el Espíritu Santo
 
Ciudad del Vaticano, 14 de marzo de 2013 (Zenit.org)

Esta tarde, a las 17 horas, en la Capilla Sixtina, el santo padre Francisco ha celebrado la Santa Misa pro Ecclesia (por la Iglesia) con los cardenales electores que han participado en el Cónclave.

En el curso de la Celebración Eucarística, tras la proclamación del Santo Evangelio, comentando las lecturas (Primera lectura: Is 2, 2-5; Segunda lectura: 1 Pt 2, 4-9; Evangelio: Mt 16, 13-19), el papa Francisco ha pronunciado la homilía que publicamos a continuación.

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En estas Lecturas veo que hay algo en común: es el movimiento. En la Primera Lectura el movimiento en el camino; en la Segunda Lectura, el movimiento en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento en la confesión. Caminar, edificar, confesar.

Caminar. «Casa de Jacob, venid, caminemos en la luz del Señor» (Is 2,5). Esta es la primera cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Camina en mi presencia y se irreprensible. Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos detenemos, la cosa no va. Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, tratando de vivir con aquella irreprensibilidad que Dios pedía a Abrahán, en su promesa.

Edificar. Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; pero piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre aquella piedra angular que es el mismo Señor. He aquí otro movimiento de nuestra vida: edificar.

Tercero, confesar. Podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no va. Nos convertiremos en una ONG asistencial, pero no en la Iglesia, Esposa del Señor. Cuando no se camina, uno se detiene. Cuando no se edifica sobre piedras ¿qué sucede? Sucede lo que ocurre a los niños en la playa cuando hacen castillos de arena, todo se viene abajo, no tiene consistencia. Cuando no se confiesa a Jesucristo, me viene a la mente la frase de Léon Bloy: “Quien no reza al Señor, ora al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.

Caminar, edificar-construir, confesar. Pero la cosa no es tan fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar, a veces hay sacudidas, hay movimientos que no son precisamente movimientos del camino: son movimientos que nos tiran para atrás.

Este Evangelio prosigue con una situación especial. El mismo Pedro que confesó a Jesucristo, le dice: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no tiene nada que ver. Te sigo con otras posibilidades, sin la Cruz. Cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos a un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor.

Yo querría que todos, tras estos días de gracia, tengamos el coraje, precisamente el coraje de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que se ha derramado sobre la Cruz; y de confesar la única gloria: Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.
 
Yo auguro a todos nosotros que el Espíritu Santo, por la oración de Nuestra Señora, nuestra Madre, nos conceda esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo Crucificado. Así sea.
 
Traducido del original italiano por Nieves San Martín

Proclamació Sant Pare Francesc


Biografia del primer Papa jesuïta i argentí

Jorge Mario Bergoglio, cardenal de Buenos Aires ha estat escollit el 266è successor de Sant Pere.


Cardenal Jorge Mario Bergoglio, SJ, arquebisbe de Buenos Aires (Argentina), Ordinari per als fidels de ritu oriental residents a Argentina sense ordinaris del seu propi ritu, va néixer a Buenos Aires el 17 desembre 1936. Va estudiar i es va graduar com a enginyer químic, però va triar el sacerdoci i va entrar al seminari de Vila Devot. L'11 de març 1958 es va unir al noviciat de la Companyia de Jesús, va estudiar humanitats a Xile i el 1963 va tornar a Buenos Aires. És llicenciat en filosofia per la Facultat de Filosofia.

Entre 1964 i 1965 va ser professor de literatura i psicologia al Col·legi de la Immaculada Concepció de Santa Fe i el 1966 al col·legi del Salvador de Buenos Aires.

De 1967-1970 va estudiar teologia a la Facultat de Teologia del Col·legi Màxim "Sant Josep" de Sant Miquel, on es va graduar.

El 13 de desembre de 1969 va ser ordenat sacerdot.

En 1970-71 va realitzar la tercera provació a Alcalá de Henares (Espanya i el 22 d'abril 1973 va fer la seva professió perpètua.

Va ser mestre de novicis a Villa Barilari, de Sant Miquel (1972-1973), professor de la Facultat de Teologia, Consultor de la Província i Rector del Col·legi màxim. El 31 de juliol 1973 va ser nomenat Provincial d'Argentina, càrrec que va exercir durant sis anys.

Entre 1980 i 1986 va ser rector del Col·legi Màxim, i de la Facultat de Filosofia i Teologia de la mateixa institució i rector de Sant Josep Patriarca, a la diòcesi de Sant Miquel.

Al març de 1986 va viatjar a Alemanya per completar la seva tesi doctoral, després els superiors el van destinar al Col·legi del Salvador, des d'on va passar a l'església de la Companyia a la ciutat de Còrdova com a director espiritual i confessor.

El 20 de maig de 1992, Joan Pau II el va nomenar bisbe titular d'Auca i auxiliar de Buenos Aires. El 27 de juny del mateix any va rebre l'ordenació episcopal a la catedral de Buenos Aires pel cardenal Antonio Quarracino, el Nunci Apostòlic, Mons Ubaldo Calabresi i el bisbe de Mercedes-Luján, monsenyor Emilio Ogñénovich.

El 3 de juny de 1997 va ser nomenat Arquebisbe Coadjutor de Buenos Aires, i el 28 de febrer 1998 arquebisbe de Buenos Aires com a successor, a la mort del cardenal Quarracino.

És autor dels llibres: "Meditacions per Religiosos" de 1982, "Reflexions sobre la vida apostòlica" el 1986 i "Reflexions d'esperança", de 1992.

És l'ordinari per als fidels de ritu oriental residents a Argentina que no tenen un ordinari del seu ritu. Gran Canceller de la Universitat Catòlica Argentina.

Des de novembre de 2005 fins novembre de 2011 va ser president de la Conferència Episcopal Argentina.

Va ser Relator General Adjunt a la 10a Assemblea General Ordinària del Sínode dels Bisbes (octubre de 2001).

Des de novembre de 2005 fins novembre de 2011 va ser president de la Conferència Episcopal Argentina.

Va ser creat cardenal per Joan Pau II en el consistori del 21 de febrer de 2001, i va rebre el títol de Sant Robert Belarmino.

A la cúria romana, és membre d'aquestes congregacions: per al Culte Diví i la Disciplina dels Sagraments, per al Clergat, per als Instituts de Vida Consagrada i les Societats de Vida Apostòlica; del Pontifici Consell per a la Família, i de la Pontifícia Comissió per a Amèrica Llatina.